Poema de Mío Cid ( y algunos vídeos de youtube)



 POEMA DE MIO CID


      El “Poema de Mío Cid”, a pesar de su riqueza literaria, no es una obra aislada en la tradición literaria, sino que con otras obras medievales, francesas y castellanas, lo incluiremos en el subgénero de la canción de gesta (género épico). La historia del Cid presentaba uno de los asuntos más apasionantes para el pueblo medieval y los juglares verían en el poema un asunto que podía gustar y entretener a la comunidad medieval, carentes de otros espectáculos que pudieran competir con la representación juglaresca.



            En el conjunto de la canción de gesta castellana, destaca el Poema de Mío Cid por ser la única de las que se han conservado y haber llegado a nosotros casi en su totalidad (existe un único manuscrito, que hasta el siglo XVIII se guardó en Vivar y hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Algunas “lagunas”, que según los críticos suponen unos 150 versos, se suplen en parte con la “Crónica de veinte Reyes”, prosificación de una versión del Poema. En su estado actual, el manuscrito contiene 3.730 versos, más un “explicit” [1] de cinco, faltándole tres hojas)


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            Y del mismo modo que hoy nos preguntamos en seguida por el autor y la fecha de composición de cualquier libro, las respuestas para el caso del Poema de Mío Cid no están tan claras. Menéndez Pidal, un erudito critico literario -posiblemente quien más ha trabajado para descifrar los muchísimos aspectos de la obra- sostenía que habían intervenido 2 autores : uno primitivo, al que llamó “Juglar de San Esteban” y otro posterior, hacia 1140, el “Juglar de Medinaceli”. Además, en el citado “explicit” figura un nombre propio, Per Abbat, y una fecha, 1307 (aunque al final del manuscrito se dice “Per Abat le escribió en el mes de mayo, era de mil y doscientos cuarenta y cinco años1 -que se corresponde con el año 1207-. Menéndez Pidal cree que este copista se equivocó al poner el año y que debía ser 1307). Críticos posteriores han puesto en cuestión muchas de estas reflexiones y han elaborado nuevas teorías, pero siempre es bueno partir de unos datos iniciales más o menos concretos, aunque parece bastante lógico también que el Poema sea el resultado de una sola pluma, una sola persona, escritor culto (clérigo o jurista, pero no juglar semianalfabeto) y que éste la entregara a los juglares para que la recitasen en público.




            Pero el entusiasmo que el Poema suscitó en la época no se ha perdido, pues hay una extensísima bibliografía sobre la obra desde el momento mismo en que se dio a conocer en 1779 por Tomás Antonio Sánchez en su Colección de Poesías Anteriores al siglo XV.



            La figura del  Cid, protagonista de la obra, es, por un lado, un personaje histórico, real, que firma el 19 de julio de 1074 una carta de arras en que entrega a su esposa, Jimena Diaz, tierras alrededor de Vivar (documento conservado). Por otra parte tenemos al Cid legendario que, a la cabeza de los nobles castellanos, exige juramento a Alfonso VI de “no haber participado en la muerte de su hermano”; y, además, se habla de otro Cid, el Cid como símbolo  de cierta manera de entender la vida y la política en la cultura española (cuando Joaquin Costa, hacia 1900, afirma que “Hay que echar doble llave al sepulcro del Cid” da a entender que era necesario olvidarse de las glorias guerreras y de cualquier modo de imperialismo a cambio de dedicarse a la reconstrucción “interior” de España).








[1] A quien escribió este libro déle Dios el Paraíso, amén.

       Per Abbat le escribió en el mes de Mayo,  era de mil y doscientos cuarenta y cinco años.(“esta fecha corresponde a la era hispánica= -38 años”) .                                              

     El cantar está leído, dadnos vino. Si no tenéis dineros,

     haced unos empeños, que bien os lo darán sobre ellos.
 



Poema del Mio Cid

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CANTAR DEL MÍO CID



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     ESTRUCTURA DEL POEMA DE MIO CID.


   Todo el relato del cantar de gesta es la suma de acontecimientos diversos y variados que, agrupados en un orden determinado , configuran un unidad de sentido. Puede dividirse el Poema en tres partes, o cantos: el del destierro, el de las bodas y el de la afrenta de Corpes.


Cantar del destierro (Versos 1-1085)


    Se nos muestra en principio - no olvidemos que falta la primera hoja -, al Cid desterrado por Alfonso VI. Sólo después de aclararnos su inocencia se nos dirá que la falsa acusación es la de haberse quedado con los tributos (parias) de los reyes moros andaluces, vasallos del rey leonés. En su camino al destierro, tras despedirse en el Monasterio de Cardeña de su mujer, doña Jimena, y de sus hijas, doña Elvira y doña Sol en el texto (doña Cristina y doña María en la realidad), cae sobre Castejón de Henares y luego, en su camino hacia Calatayud, sobre Alcocer, sometiendo a los moros de la zona. Es el cantar de las acciones de armas, en donde se deja patente que el Cid no desea enfrentarse con su soberano, a quien envía presentes y parte del botín, de acuerdo con los musos árabes y castellanos. Su avance le hace combatir con el con el conde de Barcelona, al que derrota, cuando acude a socorrer a sus vasallos moros. 

                                               Cantar de las Bodas (Versos 1085-2277)




     En este cantar segundo se llega al cenit del éxito militar con la conquista de Valencia. Tras la victoriosa campaña levantina el rey le concede el perdón y, como muestra de su amor, entrega él mismo (detalle esencial) en matrimonio a las hijas del Cid, que ya residían en Valencia con sus padres, casándose éstas con Diego y Fernando, infantes de Carrión, de sangre real, atraídos por la riqueza y prestigio militar del héroe. El cid se enfrenta a los nuevos invasores africanos, los almorávides, a quienes derrota, convirtiéndose en el único caudillo cristiano capaz de hacerlo. Su riqueza, en este momento, es inmensa.


                    

Cantar de la afrenta de Corpes (2277-3730)


     El cantar de Corpes es el desenlace literario. Todo en él está cuidadosamente graduado: la cobardía de los infantes, en un episodio doméstico, el del león, y otro público, la batalla, donde quedan avergonzados y expuestos a las burlas, a expensas del silencio de los fieles guerreros del Cid, que no desean avergonzar a su señor. Así, para evitar peligros, escapar de la  burla de los guerreros de Valencia, gozar de las riquezas conseguidas y vengarse, deciden éstos marcharse con sus esposas a las tierras de Carrión, con el pretexto de que sus mujeres conozcan sus propiedades. Luego, en el robledo de Corpes se quedan rezagados con sus esposas, con pretextos amorosos, y las azotan hasta dejarlas por muertas, abandonándolas. Salvadas por su primo, Félez Muñoz, el resto del poema es un alegato jurídico minucioso del Cid, quien recuperará sus bienes, su honra y sus espadas, castigará a los infantes y sus familiares que los apoyan, en duelo judicial, y casará de nuevo a sus hijas , pero esta vez por su mano, con los infantes de Navarra y Aragón.