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LA RENOVACIÓN TEATRAL DE POSGUERRA: GÉNEROS Y MODALIDADES. EL TEATRO DE
TESTIMONIO SOCIAL. AUTORES EMBLEMÁTICOS: MIGUEL MIHURA, ALFONSO SASTRE.
Consideraremos periodo de posguerra el que va desde la finalización de la misma, 1939,
hasta los años 60. La Guerra Civil española (1936-1939) marcó un antes y un después
en el desarrollo del teatro de nuestro país. Durante el conflicto se
desarrollaron diferentes orientaciones dramáticas en zonas nacionales y en zonas republicanas; y los años de posguerra
vinieron marcados por el exilio (Rafael Alberti, Pedro Salinas, Max Aub) y la
muerte (Valle-lnclán, Lorca y Miguel Hernández,) de algunos autores.
El teatro de posguerra fue un teatro
nacional al servicio de la dictadura. Se buscaba la transmisión de la ideología de los vencedores, negando las aportaciones de los autores de la
preguerra y exaltando los valores nacionalistas; así como recuperando obras clásicas. Tanto la Iglesia como el
Estado establecieron un severo control sobre las publicaciones, algunas de las
cuales fueron censuradas. Así pues, en esta
situación y condiciones se desarrollaron diferentes géneros y modalidades de
teatro que tenían como rasgo común la evasión de la realidad de la época, el objetivo de entretener al público y de transmitir una ideología.
Dentro del país, se desarrollaron dos líneas; la comedia burguesa y el teatro de humor; que perseguían una
evasión de la realidad. No fue hasta finales
de los años cuarenta, con Buero
Vallejo, cuando irrumpió el teatro
realista, que plasmaba y criticaba la situación social presente.
La comedia burguesa tenía como finalidad entretener al público
y educar al público elogiando la virtud. Las obras se dividían en tres actos y realzaban
valores como la familia, el hogar o el matrimonio. El autor más destacado
de este tipo de teatro fue Jacinto Benavente, con obras como Aves y pájaros
y La vida en verso. Incluiremos también a autores como José Mª Pemán,
Juan Ignacio Luca Tena, Joaquín Calvo Sotelo.
El teatro de humor buscaba un alejamiento de la realidad
inmediata. Los autores más. destacados de este género fueron Jardiel Poncela (Eloísa
está debajo de un almendro), que creaba un dinamismo entre los
personajes de sus obras (en su mayoría burgueses), habitantes de una sociedad
feliz, que hacía reír a los espectadores y Miguel Mihura.
Eloisa está debajo de un almendro
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Los ladrones somos gente honrada
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Paralelamente, los autores españoles que vivían en el exilio
continuaron con su producción teatral, que se desarrolló principalmente en
México y Argentina y con diferencias importantes a como se hizo en España. Se
cuidó la tarea escénica y el interés artístico, que llevó a la inclusión
de novedades vanguardistas en las obras. Sobresalen algunos autores
como Rafael Alberti; que
desarrolló un teatro político salpicado de elementos poéticos, en el cual se
denunciaba la intolerancia del poder (El adefesio; Noche de guerra en el Museo del
Prado); y Max Aub,
que desarrolló el llamado "teatro de urgencia". En este
género personal cultivó temas más graves que los que había desarrollado antes
de la guerra (farsas), como la guerra y el exilio. Su obra más destacada es el
drama San Juan. También en el exilio se encuentra el autor Alejandro Casona, que escribió La
dama del alba. (Ver el tema del “Teatro en el 27).
Sin embargo, el teatro que realmente destacó fue el teatro de testimonio
social en el que, a partir de un contexto, un argumento y
unos personajes identificables, se intentaba hablar de la realidad, es decir,
muestra la realidad de la posguerra, pues pone en escena al pueblo bajo con sus
problemas. La búsqueda de la verdad aparece como objetivo ineludible, por eso
se crea un clima de desasosiego, pero fundado en la esperanza humana. Con el estreno en 1949 de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, se produjo un
cambio radical en la orientación de los autores, que comenzaron a escribir los
llamados dramas realistas. Fue Alfonso
Sastre, con Escuadra hacia la muerte (1952), quien consolidó este género.
Historia de una escalera
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Escuadra hacia la muerte
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Buero Vallejo buscó la llamada "tragedia española moderna",
mediante la cual promovía un tipo nuevo de crítica hacia el presente. En sus
obras, donde se entremezclan el realismo y el simbolismo, aparecen referencias
más o menos explícitas hacia la difícil situación social del momento; así como
elementos teatrales muy innovadores como el escenario múltiple o la implicación
activa del espectador en el interior de la obra. Además de la mencionada, El
tragaluz y La Fundación son obras destacadas de este autor.
HISTORIA DE UNA ESCALERA
LA FUNDACIÓN
Por otra parte, es
preciso señalar a dos de los autores
más destacados y emblemáticos de la renovación teatral de posguerra:
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Por un lado, Miguel Mihura. Mihura distorsionaba la
realidad mediante la imaginación y la fantasía poética. Empleó recursos como la
asociación inverosímil de los elementos, las exageraciones y las distorsiones
de la causalidad para crear un humor particular que mostraba que
los hechos podían ser explicados de diferentes maneras y, en consecuencia, toda
explicación estaba de más. En su obra más destacada, Tres sombreros de copa
(escrita antes de la guerra pero no estrenada hasta 1952) es su obra más representativa y en donde se manifiesta
su pesimismo y desencanto(“Dionisio,
representante de la formalidad, serio y respetable, y a punto de contraer
matrimonio, se enfrenta con el mundo libre, alocado, bohemio y mágico de unos
cómicos. Se enamora de Paula, perteneciente a esta nueva realidad, pero, al
final, renuncia a la libertad para reintegrarse en el orden establecido”).
Entre sus obras también destaca Melocotón en
almíbar y El caso de la
señora estupenda.
Melocotón en álmibar |
Tres sombreros de copa
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El caso de la señora estupenda
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TRES SOMBREROS DE COPA
Por su parte, Alfonso Sastre es el máximo
representante del teatro social, paralelo a la poesía y a la novela testimonial
y realista. Formó el Teatro de Agitación Social, comenzando su
carrera en grupos universitarios. En sus obras son frecuentes las distorsiones
espacio-temporales (por ejemplo, uso de flashbacks) que ayudan a crear un ambiente onírico; y predominan el tema de la opresión y el aspecto social sobre el
individual. Entre ellas destaca, como dijimos más arriba, "Escuadra hacia la muerte" (En
ella, unos soldados cumplen una misión suicida en una supuesta Tercera Guerra
Mundial. El conflicto central, el asesinato de un cabo, tiene sus antecedentes
en la primera parte de la obra, y sus consecuencias, en la segunda).
También escribió una serie de “tragedias complejas”, en las que
Alfonso Sastre incorpora un humor de situación, negro y profundo, que permite el distanciamiento de las historias
contadas. En ellas se presentan unos héroes irrisorios, personajes humanos y
contradictorios que, generalmente, se muestran de forma contrastada
(magnificados e ironizados). Citaremos, entre ellas, “La taberna fantástica” y “La sangre y la ceniza”.
LA TABERNA FANTÁSTICA
Tras Buero y Sastre, y dentro del teatro realista de
protesta y denuncia, aparecerán
autores nacidos en torno a 1925, tales como José Mª Rodriguez Méndez, con “Los
inocentes de la Moncloa”, 1960 (obra que se desarrolla en una pensión
de estudiantes, en la que muere un opositor…); Carlos Muñiz, con “El tintero” escrita en 1960, pero
estrenada dos años después; Lauro
Olmo, quien en 1962 estrenó “La
camisa”, obra ambientada en un barrio periférico de Madrid de 1960, con
personajes hacinados en chabolas);
José Martín Recuerda, cuyos temas se expresan a través de personajes
ansiosos de libertad. Dirigió entre 1952 y 1960 el “Teatro Español
Universitario de Granada”. Y entre sus obras destacamos “Las salvajes del Puente de San Gil”, de 1961, o el “Teatrito de don Ramón”, 1958,primer
premio Lope de Vega.
Como
contraste, podemos hablar de un teatro que triunfó y cuyo ejemplo fueron las
obras de Alfonso Paso, quien, tras unas
primeras obras de interés testimonial (Los
pobrecitos, 1957), prefirió el camino del éxito, sirviendo al público burgués más de un centenar
de obras. Proponemos un fragmento de "USTED PUEDE SER UN ASESINO"