Prólogo a los relatos de terror (Paz Molina Zea)

PRÓLOGO



“No espero ni pido que nadie crea el extravagante pero sencillo relato que me dispongo a escribir. Loco estaría, de veras, si lo esperase…”, con estas palabras abre E. A. Poe su relato “El gato negro”, y así podíamos cada uno de nosotros comenzar a contar esas experiencias que nos van estremeciendo la piel, y que ocultamos por temor a que se hagan realidad.


Tú has caminado sintiendo detrás de ti unos pasos; si aminoras la marcha, ellos lo hacen; si aceleras, ellos también. Al pararte y mirar hacia atrás, sólo has visto tu sombra… Sólo tú y tu sombra…


Tú te has sentado a comer frente a un plato de pescado, y contemplas a la pescadilla: los ojos de ella se clavan en los tuyos; te está mirando fijamente, desafiándote a que te la comas… así, ella podrá vivir en ti mientras tú vivas…


En la cama alguien te susurra al oído; en el cuarto de baño el espejo te devuelve a un extraño… Y ahora sí, ahora mismo un frío intenso, inexplicablemente, te recorre la espalda…


Así, con este frío intenso, te invito, lector, a acercarte a estos relatos donde te verás envuelto por los aullidos de los lobos, donde serás absorbido por oscuridades, donde conocerás un mundo paralelo al nuestro, donde hallarás estigmas que te acompañan de por vida, donde un simple trozo de pizza tiene mucho que decir… Porque, retomando de nuevo a Poe, “los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche”.



PAZ MOLINA ZEA