SIN RESOLUCIÓN
Encontraron la cabeza del hombre asesinado en medio de la plaza mayor. Los detectives se desplazaron inmediatamente al lugar de los hechos.
Los sospechosos eran: el candidato a alcalde, ya que el hombre asesinado era el alcalde actual; la secretaria, que había sido despedida recientemente; y el jardinero, que era una persona próxima al asesinado.
Pero cuando se hallaron plumas de un pájaro en el despacho del alcalde, el asunto se complicó más. El cuerpo mutilado del hombre lo encontró un piragüista remando en el pantano local. Éste tenía numerosos mordiscos y puñaladas.
Los detectives se quedaron pasmados. Estaban en un punto muerto. Pero, para complicar más el asunto, se descubrió que el alcalde había ingerido breves momentos antes de ser asesinado una pequeña cantidad de ácido sulfúrico. Los periódicos llamaban al tema “el misterio inexplicable”.
Esto estaba escribiendo el hombre en su laboratorio cuando entró el novio de su hija.
-¿Qué tal, viejo? –dijo con voz insolente.
- Bien, gracias –respondió el hombre con voz fría.
El joven le dio una palmada, derramándole el tintero. Se fue, y debido a alguna causa inexplicable, resbaló en la escalera. Cayó hacia atrás, se cortó con los bordes de una mesa de vidrio, derramando sobre él los tubos de ensayo que ésta contenía. Del estrépito, el canario se puso a chillar y a revolotear furiosamente en su jaula, y el perro vino ladrando, activando sin querer un pequeño grifo a pocos centímetros del suelo. Éste se encharcó rápidamente.
El hombre se asustó, luego miró su texto, y encendió el ordenador. Mientras éste procesaba la compra de la entrada del autobús que iba a la plaza mayor, fue a buscar el hacha.
Esperaba que su hija tardara en volver.
PABLO ORÚS