Relato IX (Carla Azanuy)

IX.



Os voy a contar la historia de un mundo que ni la persona más malvada de la Tierra consiguió crear.


Las primeras ideas maléficas de crear un mundo sin libros salieron de la cabeza de un hombre pobre, solitario, que lo único que tenía era una pequeña cabaña en lo alto de una colina, que estaba cerca de un pueblo llamado Siena. Este hombre tan malvado se llamaba Eustaquio. Eustaquio se había pasado toda la vida escribiendo relatos. En su infancia, Eustaquio escribía pequeñas historias sobre dragones malvados, princesas encantadoras y caballeros valientes. Cuando acababa de escribir sus cuentos, los leía una y otra vez intentando buscarles algún defecto; pero él nunca les encontraba ni uno.


Un día, a Eustaquio se le ocurrió mandar uno de sus relatos a un concurso que se celebraba muy cerca de su pueblo. A la semana de haber presentado su propuesta frente al jurado del concurso, éstos llamaron a Eustaquio informándole de que su pequeño cuento no había pasado de fase por falta de originalidad y por su mala forma de escribir. Eustaquio se pasó dos meses enteros llorando en su habitación.


Pasaron veinte años cuando a Eustaquio se le presentó la oportunidad de escribir un libro que, un año mas tarde, se pondría a la venta. Éste aceptó y, justo aquella noche, se puso manos a la obra. Se pasó un año entero escribiendo todas las semanas de lunes a sábado, sin dormir, ya que el domingo, día de descanso, se pasaba mañana y tarde durmiendo, y, por la noche, vuelta a empezar. Eustaquio se propuso hacer el libro más largo e interesante que podía escribir un escritor. Cuando llegó el día de poner el libro a la venta, Eustaquio estaba emocionado y entusiasmado con su primer libro que iban a leer miles y miles de personas. Pasaron los días, las semanas, los meses, y no se vendía ni un ejemplar de los libros escritos por Eustaquio.


Cuando se cumplió un año desde el día en que el libro se puso en venta, la editorial decidió retirarlo del mercado, viendo el poco interés que había despertado por los lectores. Eustaquio se puso furioso con la decisión que había tomado la editorial respecto a su libro. Se fue a su cabaña lleno de ira y empezó a destrozar objetos, muebles… todo lo que se encontraba a su paso. Pero Eustaquio no tuvo suficiente; todavía quería algo más: venganza. Y no solamente con los de la editorial, sino también con todos los lectores que habían despreciado su obra maestra. Esa misma noche, Eustaquio cogió un bate de béisbol y fue por toda Siena destrozando los libros de otros autores que se encontraban en bibliotecas, colegios… A la mañana siguiente, los habitantes de Siena fueron, como casi cada mañana, a coger su pequeño libro para leer durante la tarde. Pero esa acción tan cotidiana no se pudo llevar a cabo ya que, gracias a Eustaquio, no había ni un solo libro en toda Siena.


Los libreros tranquilizaron a los ansiosos lectores diciéndoles que esa misma tarde llamarían a las editoriales para que, a la mañana siguiente, todos los ciudadanos de Siena tuvieran un libro en la mesita de noche. Pero esto no sucedió, ya que Eustaquio, no contento con lo que hizo la noche anterior, se pasaba todo momento de oscuridad en la ciudad para poder romper todos los libros que los libreros habían pedido la mañana de antes con tanta rapidez. La policía de Siena, harta de no poder encontrar al culpable, decidió poner un coche de vigilancia delante de cada librería y colegio de la ciudad. Cuando los policías vieron que era Eustaquio quien rompía cada noche los libros de escuelas y librerías, éstos salieron inmediatamente del coche de vigilancia y lo arrestaron. El juicio contra Eustaquio duró cuatro largas horas. El jurado decidió nombrarle culpable y fue condenado a pasar el resto de su vida en un manicomio del centro de la ciudad.


Por cierto, ¿sabéis como se titulaba el libro que fue retirado por la editorial?: Un mundo sin libros.




Carla Azanuy, 2ºE.S.O.