XI.
Me desperté. Al levantarme de la cama, hice las cosas que toda persona civilizada debe hacer. Después, me dirigí a la cocina y descubrí que estaba vacía. Entonces me di cuenta de que era sábado. Mi madre estaba trabajando, mi padre estaba paseando al perro y mi hermano estaba por ahí dando vueltas con la bicicleta. Cuando acabé de desayunar fui a mi habitación y me dio un vuelco el corazón. La estantería que toda la vida había estado llena de mis colecciones preferidas de libros (Astérix y Obélix, Superman, La Catedral, Rebeldes…) estaba completamente vacía. No había ni un sólo maldito libro. En ese momento descubrí que al lado de mi escritorio había una pequeña notita, que rezaba lo siguiente:
“Un camión está recogiendo todos los libros de la ciudad. A cambio, los propietarios del camión pagan trescientos euros por cada quince libros que se llevan. No he querido despreciar esta magnífica oportunidad de ganar algún dinerillo.” Tu padre, 10:15h |
Acto seguido, me empezó a hervir la sangre en las venas. No podía entender cómo mi padre había podido hacer algo tan terrible. Toda la vida y la existencia del ser humano estaban construidas sobre la ciencia y los libros, que son los documentos donde está reflejado todo el saber. De repente, vi que en la nota de mi padre también estaba escrita la hora. En ese momento, el reloj del comedor marcaba las diez y media, así que decidí dar una vuelta por la ciudad para ver si encontraba al camión de ese grupo de fanáticos, que robaban los libros de la gente.
Cuando ya estaba en la calle, de repente me di cuenta de que al día siguiente era el “Día del Libro”, el veintitrés de abril. Entonces, empecé a comprender las intenciones de esa gente. El camión pasaba por la ciudad el día de antes del “Día del Libro” para comprar todos los libros de la ciudad y, posteriormente, los vendían a la gente el veintitrés de abril, pero a mayor precio.
Estaba delante del escaparate del Mercadona cuando vi el reflejo del camión. Rápidamente, fui detrás de él. A medio camino, se le cayó de la puerta un voluminoso libro. Fui hacia él y lo cogí. En la portada ponía:
LIBRO PROHIBIDO NO APTO PARA MENORES DE 40 AÑOS |
Entonces, salió un hombre del camión y me dijo:
-Te compro ese libro por mil euros.
Al oír eso, me empezó a latir el corazón; no sabía si aceptar aquella tentadora oferta o hacer caso omiso a las palabras que aquel hombre me estaba diciendo. Tras pensarlo unos minutos, acepté. Acto seguido, extrajo de debajo de su chaqueta un sobre que, como descubrí posteriormente, estaba muy bien cerrado. Intenté abrirlo por el camino, pero era algo imposible, así que decidí hacerlo al llegar a casa. Cuando ya estaba en ella, cogí rápidamente unas tijeras y corté el sobre por una esquina. Seguidamente, saqué aquel fajo de billetes de color púrpura. Entonces, me dio un vuelco el corazón: aquel dinero era falso.
De pronto, sonó un estruendoso RiiiiiiiiiiiiiiiiiiNNGGG!!!!!!! que me sacó de mi terrible sueño.
Al levantarme, descubrí que la estantería que la noche anterior estaba llena de libros se encontraba completamente vacía.
Ismael Bakkali, 2º B