UNA HORA Y QUINCE MINUTOS (Joel Berenguer)

UNA HORA Y QUINCE MINUTOS



Forbiddën Duff, amo de la fábrica cervecera Duff, se casó con Aminerßa Hamënbergen. Esta mujer era asquerosamente excéntrica, ricachona sin escrúpulos, multimillonaria a causa de las pensiones porque había enviudado ocho veces. Este matrimonio tuvo un hijo llamado ForbHaminer y, como manda la tradición, su apellido fue Duff. Ese bebé les llevó a la ruina, y ahora sabrán por qué razón.



En la enorme y aterradora mansión estaban el bebé y su familia celebrando una fiesta que nadie, excepto los que la celebraban, sabían de lo que trataba, ni yo mismo lo sé. El sueño de Aminerßa Hamënbergen siempre fue ser una cantante de ópera, pero, por su desastrosa voz de pito estropeado, no lo consiguió, aunque ella creía tener un excelente nivel. Mostrando su “talento” a los allí presentes, el niño cogió el candelabro inocentemente sin saber el peligro que corría. Al oír esa horripilante voz, el bebé empezó a berrear con unos chillidos ensordecedores, hasta que, con tales aspavientos, tiró el candelabro. Sobrevolando la azotea de algunos comensales, cayó encima de la mesa encendiendo el mantel de seda. Al ver el fuego, los invitados salieron corriendo de la mansión.



Aminerßa, ajena a todo el alboroto, siguió cantando sin que nadie la escuchara. El fuego iba avanzando hasta que alcanzó la larga cola del vestido pero, por mucho que gritara, la gente ya estaba fuera. Intentó apagarlo, pero todos los esfuerzos que hizo fueron en vano. El fuego arrasó todo el gran edificio sin dejar nada. En el incendio murieron Aminerßa y el ciego que tocaba el acordeón. Forbiddën sintió más pena por éste último, ya que sólo se casó con Aminerßa por dinero.



El bebé fue repudiado por todo el pueblo. La noticia no tardó en extenderse por todo el condado, hasta que llegó a oídos del gobernador. Cuando la oyó, este último montó en cólera, ya que Aminerßa era su amante en secreto, nadie lo sabía, excepto las típicas chismosas que lo saben todo. Mandó que lanzaran a ForbHaminer con una catapulta. Al día siguiente, como se ordenó, colocaron a ForbHaminer en el aparato y lo lanzaron cuanto antes, para borrar el temor que sentían los supersticiosos y analfabetos pueblerinos.



A la velocidad de la luz, el bebé llegó a la Antártida, estrellándose en un iceberg. Los pingüinos se asombraron al verlo allí, preguntándose cómo había llegado a esa zona. Una familia lo adoptó como hijo para guardarle del frío y alimentarlo con el fin de que no muriera. Cuando ForbHaminer fue un niño, se preguntó se podría ayudar a los pingüinos en algo e intentó pensar en la forma de ordeñarlos.



Al cabo de un cierto tiempo la CIA viajó a la zona donde estaba ForbHaminer en busca de alienígenas. Aunque sólo encontraron pingüinos, no se cansaron, hasta que apareció el niño bebiendo leche de pingüino al que antes había ordeñado. La CIA le adoptó y se lo llevó a su escuela para instruirlo, ya que era un analfabeto.



Cuando hubo hecho las clases para sacarse el título, se licenció para infiltrarse entre terroristas de la ATA (Asociación de Terroristas Alemanes) con el fin de eliminarlos uno por uno. Aunque su éxito no duró mucho tiempo, su fama se extendió por todo el mundo y acabó ganando premios desde “mejor empleado del sector” hasta “mejor infiltrado del mundo” a causa de que acabó con toda la ATA, incluso mató al mandamás de los mandamases. Pero su fama terminó por culpa de la dichosa burocracia. Se descubrió que ForbHaminer robaba grandes cantidades de dinero proveniente de las arcas del BPC (Banco Privado de la CIA).



Ahora ForbHaminer Duff es un adolescente cuyo acné ha acabado por salirle hasta en los mocos. Perseguido por la policía, vive en las cloacas de una chabola medio destruida. Lo que más le gusta, a pesar de su poco dinero, es ir de compras al “Körte Ingléß” (Corte Inglés® alemán) pero tiene que ir disfrazado para que no le reconozcan. Para desayunar, normalmente, come tres escarabajos y una rata cuyos nutrientes son 0%. Si te lo encuentras, irá vestido con pañales sucios sacados de un estercolero o con la última moda punk. Seguro que lo encontraréis jugando con sus nuevos amigos, Spiderman y el Inspector Gadget, cerca de la vieja fábrica de horchata “Hørtchen” escondiéndose en el pozo seco. Por las noches se convierte en vampiro y es mejor que no vayáis a su casa, porque os robará todos los objetos de valor y os comerá, si es que puede... Una cosa la tengo clara: siempre que puede entra de polizón en un avión y viaja a la Antártida para poder ordeñar a sus amigos los pingüinos.



Pero lo más extraño es que esta historia ha ocurrido en: ¡Una hora y quince minutos!



... No hay nada imposible ...



PD: [Para poder leer bien algunos nombres el sonido “ß” se pronuncia “ss”, el sonido “ø” es una “o” muy corta y la diéresis no influye en las vocales.]



JOEL BERENGUER.